La fiesta la organizaba un grupo de Riders femenínas polacas que pusieron al personal en estado gorrinaco. Yo no se que tienen las nórdicas para estar tan buenas... uno podría pensar que es el prototipo rubio de ojos azules, ¡¡¡ Pero es que las nórdicas morenas están aún más buenas!!!
A la hora de pedir cubatas resultaba curioso observar como el JB, el Ballantines y el Jack Daniels sabían igual... todos habían sido sustituidos malignamente por Whisky del Lidl, y eso se hacía notar en la sala. La gente empezó a pegarse, a empujarse y a balancearse al ritmo de la música, mientras los que observabamos nos partíamos de risa. Y entonces estalló el caos: desde el escenario empezaron a tirar merchandishing: gorras, camisetas, cinturones, llaveros, arañas de plástico (¿?!)... y a sortear material. Los snowboarders olvidaron su condición de pijos y se convirtieron en somalís, yo el primero, aplastando a los demás y zarandeando los brazos a grito pelao.
Fué en estos momentos de furia pueblerina cuando apareció, justo detrás de nosotros, el mesías:
el fiestero-elefante.
El porqué apareció, nunca se sabrá. En medio de esa masa de gente apretada se movía como un ser superior, más cómodo que el monstruo de Alien comiéndose el fondo de un calipo. Su mensaje no fué claro. En sus gruñidos se pudieron escuchar algunas frases de extraño significado: "Ñññuuummmfff por el culo nooo!!" y "Ejecute código naranjammhhh!!" Todo fué muy rápido.
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